sábado, 6 de diciembre de 2014

La evaluación.



En esta nueva entrada el tema será de los más importantes del temario , es decir, sobre la evaluación. Además, todos le damos más importancia a este tema ya que es donde al final se refleja todo el desarrollo del proceso y valora los objetivos y el trayecto de la asignatura. La evaluación está relacionada directamente con el currículum y las competencias básicas. Cabe decir, que todos piensan que es muy fácil y simple, pero en realidad es muy difícil y complejo si pretendemos cambiar a la metodología constructivista, ya que la evaluación es el motor del cambio.

     Imagen propia.

Antes, y actualmente en la mayoría de colegios, la manera de evaluar era mediante pruebas escritas. El proceso consistía en: el alumno tenía que memorizar los conceptos que entraban en el temario de ese examen. A la hora del examen, el profesor les repartía un folio con las preguntas del examen, las cuales ellos tenían que contestar en un determinado tiempo. Cuando finalizaba el tiempo, el profesor recogía todos los exámenes, los corregía y los calificaba del 0-10, donde de 0-4.99 es suspenso y de 5-10 es aprobado. Al finalizar el trimestre, se hace una media de los exámenes y de ahí extraen la nota final de la evaluación, es decir, la nota que saldrá en el boletín de ese trimestre.
Hasta el año 2003, se calificaba mediante P.A (progresa adecuadamente; aprobado) y N.M (necesita mejorar; suspenso), pero actualmente se califica mediante sobresaliente (9-10), notable (8-7), bien (6), suficiente
(5) e insuficiente (4.99-0).
Este proceso de evaluación es muy selectivo y muchos alumnos repetían, ya que no todos tienen las mismas necesidades, las mismas dificultades ni las mismas capacidades. Había alumnos que se lo miraban un rato antes del examen por encima y aprobaban, mientras que otros que eran alumnos constantes, que siempre hacían deberes, atendían y estudiaban para el examen, no eran capaces de memorizar todos los contenidos y suspendían o simplemente sacaban un 5. Sabiendo todo esto… ¿ es justo que el alumno más trabajador y constante tenga menos nota que el que no hace nada, el rato de antes se lo mira y aprueba con buena nota?, ¿ no se debería de recompensar el esfuerzo? La educación se debería adaptar y deberíamos avanzar en el tiempo, adaptarnos al momento actual dejando atrás toda aquella metodología tradicional.

                                          Imagen propia.

En el 2013, mediante la aprobación de la ley de educación LOMCE, lo único que han conseguido retroceder en muchos aspectos. ¿ Por qué el Gobierno  aprueba este tipo de leyes si lo que queremos es avanzar, ir hacia el futuro y no retroceder?, ¿ por qué no escucha a los docentes y razona para avanzar y formar gente competente, que entienda lo que estudia y que no memorice y se le olvide? No debemos permitir esta metodología, ya que el Gobierno no nos escucha, seremos los docentes quienes lucharemos por conseguir la metodología constructivista y cambiar la evaluación, ya que es el motor del cambio.
Además, el ministro de educación José Ignacio Wert quiere implantar el sistema de reválidas. Este es un gran ejemplo de que retrocedemos en vez de avanzar en el tiempo hacia el futuro.

Como he dicho anteriormente, la evaluación determina nuestra nota final; este proceso va totalmente en contra de la metodología constructivista. No debemos permitir que la nota de un examen, ponga en cuestión si el alumno es “listo” y “sirve para estudiar “ o como no aprueba o cuando aprueba obtiene resultados bajos, ya “no sirve para estudiar”. Por ello, los docentes tenemos que pasar de evaluar conceptos a un cambio que sería evaluar las COMPETENCIAS y no basarnos en una evaluación.

Cabe decir que, según Zabala, tenemos que evaluar para ayudar a mejorar a los alumnos en el dominio de las competencias. Para ello, debemos conocer sus dificultades y así encaminarlo hacia el objetivo que queremos conseguir.
También, según Isabel Solé y otros, “muchas veces los juicios y las valoraciones que hacemos de nuestro alumnado a menudo están influidos por diferentes factores que no tienen mucho a ver con una observación cuidadosa y objetiva”, esto quiere decir que muchas veces los docentes no se basan en el examen, sino también con la actitud en clase y de cara a la asignatura y también valoran las diferentes necesidades , ya que hay diversidad entre el alumnado. Hay que observar la evolución y el progreso del niño y plantearse si debemos intervenir en determinadas situaciones.
Según Neus Sanmartí, una propuesta para organizar esta valoración es la rúbrica. Una rúbrica es “una matriz que explicita, por un lado los criterios de realización relacionados con la evaluación de una competencia y, de la otra, los criterios de los resultados correspondientes a los diferentes niveles de logro, concretados en indicadores relacionados específicamente con la tarea de evaluación” . No nos tenemos que basar en una nota numérica, sino hacer visible qué hay detrás del número.
Hay una noticia muy interesante de Neus Sanmartí sobre la evaluación en el Diario de Ibiza en la cual refleja la importancia de este cambio.



Cuando yo iba a primaria, la evaluación consistía en realizar un examen por cada tema y la nota final era la media de los exámenes y ahí también influía el comportamiento en clase y si habías hecho los deberes todos los días la nota era igual o te subía muy poco, y si no hacías los deberes te bajaba la nota final. Aquí veo también que compañeros con los que iba a clase que estudiaban en el último momento y sacaban buenas notas, mientras que a otros nos costaba más esfuerzo. Al final los que hemos ido trabajando poco a poco aunque nos costase más, hemos seguido hacia adelante, mientras que la mayoría que no trabajaba y estudiaba en el último momento, con el tiempo se han ido quedado atrás.

En un futuro, cuando sea maestra, no evaluaré mediante este sistema, ya que no hay que permitir que un examen determine el aprobado o el suspenso de un niño, sin tener en cuenta sus necesidades y dificultades en cada competencia. Esto se debe a que hay una gran diversidad entre el alumnado. A mi me encantaría poder utilizar la rúbrica para valorar todo el proceso durante el trimestre y que al final no se determine la evaluación mediante un número, sino mediante un significado. Además, quiero que mis alumnos y las familias tengan y sepan mis criterios de evaluación para saber mi manera de actuar.

Finalmente, hacer  hincapié en la necesidad de cambiar hacia la metodología constructivista y sobre todo hacia el cambio de la evaluación, ya que si todos insistimos y luchamos por ello, otra educación es posible.



                                           Imagen propia. (Subida a Instagram) 


                                                                                                                  Marta Campillo Cuélliga.

martes, 2 de diciembre de 2014

La organización en el aula.



El tema del cual trata esta nueva entrada semanal del blog es la organización en el aula. Es una tema muy importante ya que depende de cómo nos organicemos en el aula, el rendimiento de los alumnos será más elevado o menos. El fin de dicha organización es ofrecer una atención adecuada al alumnado con ciertas necesidades específicas de apoyo educativo. Cabe decir, que el pasado 21 de noviembre, Jurjo Torres realizó una conferencia muy interesante en la  Sede de Ibiza y Formentera de la UIB, titulada “La otra cara de la LOMCE”.

La organización del aula dependerá de la opción pedagógica o sistemática que tomemos. Con la metodología tradicional el profesor era el centro de atención en el aula y los alumnos escuchaban, por ello la distribución de todas las mesas dentro del aula están colocadas paralelas las unas a las otras dejando en medio un pasillo, todo esto mirando dirección a la pizarra y al profesor, e incluso antiguamente algunas clases tenían un pequeño escalón para que el profesor se subiese y explicase desde arriba el temario. En cambio, mediante la metodología constructivista lo que pretendemos es que el alumno sea el protagonista de la clase en todo momento y el profesor sea su guía. La mejor distribución pensada para esta metodología es que todos se puedan ver las caras, es decir, en forma de U, pero dependiendo del mobiliario que haya en ese centro educativo, no se puede hacer esta distribución. Además, los objetivos del aula es que la organización sea flexible, abierta, dinámica y cooperativa, para ello tiene que favorecer las relaciones interpersonales y el ambiente en el aula, es decir, que puedan realizar correctamente los trabajos individuales o en grupo.
Cabe destacar, que la organización forma parte del currículum y sus competencias, ya que tiene competencias disciplinarias, interdisciplinarias y metadisciplinarias.
Las disciplinarias son aquellas que se basan en un saber científico y que están enfocadas a una única área de conocimiento. Las interdisciplinarias son aquellas en las cuales se relacionan los conceptos de dos áreas; y por último, las metadisciplinarias, son aquellas que están presentes en  todas las áreas.
Una herramienta de la metodología tradicional que ha creado mucha polémica entre los docentes es el libro de texto. Todos, ya seamos hermanos, padres o docentes nos deberíamos plantear unas cuantas preguntas de cara a esta herramienta y a este cambio de metodología. Preguntas como por ejemplo… ¿ El libro de texto es útil como única herramienta de aprendizaje?, ¿ Por qué no complementarlo con otras fuentes de información fiables?, si donde mayor información encontramos es en internet, ¿ Por qué no introducir las TIC como herramienta de aprendizaje tanto fuera como dentro del aula? Hay gente que piensa que en internet los alumnos lo que harían sería entrar en fuentes de información no fiables, pero para esto estaríamos los docentes, para darles las páginas en las cuales encontrarían la información correcta. Jurjo Torres, hizo referencia al libro de texto. Añadió que los libros de texto son de unas editoriales las cuales están controladas por organizaciones religiosas y que lo que pretenden es que solo tengamos una única visión de los conceptos en la vida. Por ello, los profesores no tendrían que permitir el libro de texto como única herramienta y así ellos poder complementarlo con otra serie de informaciones.

A continuación explicaré en que tres tipos se puede dividir la organización en el aula:
La organización del espacio y tiempo: a la hora de trabajar el contenido del temario, debemos tener en cuenta el espacio que podemos tratar. Por ejemplo, si es un tema del medio ambiente, podríamos salir del centro, ir al campo o a un bosque y así poder dar la clase relacionándonos con el tema. En caso de que la clase sea en el aula, los protagonistas deberían ser los alumnos y para ello podríamos modificar la clase de forma que todos nos pudiésemos ver. Respecto al tiempo, los horarios de los alumnos de primaria están divididos por tiempo y asignaturas, es decir, que cada asignatura tiene x días a la semana y x horas semanales. Este método no es favorable, ya que 55 minutos al día se quedan cortos, pero si añaden más al día los alumnos desconectan ese rato de la materia.
La organización social: para que el grupo conviva al mismo tiempo, hay que dividirlo en:
-Gran grupo: es la participación de toda la clase, se utiliza al principio y al final del proceso para llegar a unas conclusiones.
-Equipos fijos heterogéneos: implica la participación del alumnado para fomentar el diálogo y el debate. También están relacionados con la cooperación, la ayuda entre iguales, la responsabilidad, la autonomía y la resolución de conflictos.
- Equipos flexibles homogéneos o heterogéneos: son para ejercitar progresivamente los componentes procedimentales. Dependiendo la necesidad de los alumnos se realizan ejercicios de distintos niveles.
-Trabajo individual: son para aquellas actividades que los alumnos ya son autónomos para el estudio, la memorización, la ejercitación y la aplicación, para el refuerzo conceptual y el fomento del recuerdo.
La organización de recursos: son las herramientas mediante las cuales explicas el temario. Un ejemplo de recurso es el libro de texto, las TIC…

En mi opinión, las asignaturas tendrían que ser interdisciplinares, es decir, que no se centren en una sola área, sino que pueden relacionarse los conceptos de más áreas. También, los horarios se tendrían que hacer de manera que al profesor le diese tiempo a realizar su clase sin tener que estar pendiente de los 55 minutos, ya que de que los alumnos se preparan, ya has perdido una gran parte del tiempo de la clase. Respecto al libro de texto, en un futuro cuando sea maestra, no voy a utilizar esta metodología, ya que vamos muy avanzados tecnológicamente como para estancarnos en un solo libro de texto, en un solo concepto  y sin poder conocer y más información sobre ese tema determinado. Por ello, pretendo combinar el libro de texto con las TIC, mediante los cuales yo les daría una serie de fuentes con información fiable y correcta para el tema que se esté realizando.



Mi experiencia con la organización del aula, siempre hemos tenido áreas disciplinares, es decir, cada área era independiente de la otra, no se relacionaban los conceptos de un área en otra. Además, respecto al espacio, el aula estaba colocada en filas paralelas, miran a la pizarra, de manera que el centro de atención solo fuera el profesor, y cuando teníamos que hacer trabajos grupales nos teníamos que mover con las sillas. La organización en el tiempo eran clases de 55 minutos y a la semana teníamos x horas de cada área. La organización social era en grupo grande, trabajos individuales o trabajos en grupo. Y el único recurso que teníamos era el libro de texto.



Finalmente, pienso que habría que potenciar más la metodología constructivista, mediante la cual no se utilice exclusivamente el libro de texto y donde el espacio no sea únicamente el aula, sino que se puedan hacer más excursiones dependiendo del temario. Pero sobretodo deberíamos fomentar el sentimiento de confianza mediante la autoestima, el autoconcepto y valorar a los alumnos según sus capacidades y esfuerzos.

 
Imagen propia.(Subida a Instagram)

                              

                                                                                                          Marta Campillo Cuélliga.