En esta
nueva entrada el tema será de los más importantes del temario , es decir, sobre
la evaluación. Además, todos le
damos más importancia a este tema ya que es donde al final se refleja todo el
desarrollo del proceso y valora los objetivos y el trayecto de la asignatura.
La evaluación está relacionada directamente con el currículum y las competencias básicas. Cabe decir, que todos piensan que es muy fácil y simple,
pero en realidad es muy difícil y complejo si pretendemos cambiar a la metodología constructivista, ya que la evaluación
es el motor del cambio.
Antes,
y actualmente en la mayoría de colegios, la manera de evaluar era mediante
pruebas escritas. El proceso consistía
en: el alumno tenía que memorizar los conceptos que entraban en el temario de
ese examen. A la hora del examen, el profesor les repartía un folio con las
preguntas del examen, las cuales ellos tenían que contestar en un determinado
tiempo. Cuando finalizaba el tiempo, el profesor recogía todos los exámenes,
los corregía y los calificaba del 0-10, donde de 0-4.99 es suspenso y de 5-10
es aprobado. Al finalizar el trimestre, se hace una media de los exámenes y de
ahí extraen la nota final de la evaluación, es decir, la nota que saldrá en el
boletín de ese trimestre.
Hasta el año 2003, se calificaba mediante P.A (progresa adecuadamente; aprobado) y N.M (necesita mejorar; suspenso), pero actualmente se califica mediante sobresaliente (9-10), notable (8-7), bien (6), suficiente (5) e insuficiente (4.99-0).
Este proceso de evaluación es muy selectivo y muchos alumnos repetían, ya que no todos tienen las mismas necesidades, las mismas dificultades ni las mismas capacidades. Había alumnos que se lo miraban un rato antes del examen por encima y aprobaban, mientras que otros que eran alumnos constantes, que siempre hacían deberes, atendían y estudiaban para el examen, no eran capaces de memorizar todos los contenidos y suspendían o simplemente sacaban un 5. Sabiendo todo esto… ¿ es justo que el alumno más trabajador y constante tenga menos nota que el que no hace nada, el rato de antes se lo mira y aprueba con buena nota?, ¿ no se debería de recompensar el esfuerzo? La educación se debería adaptar y deberíamos avanzar en el tiempo, adaptarnos al momento actual dejando atrás toda aquella metodología tradicional.
Hasta el año 2003, se calificaba mediante P.A (progresa adecuadamente; aprobado) y N.M (necesita mejorar; suspenso), pero actualmente se califica mediante sobresaliente (9-10), notable (8-7), bien (6), suficiente (5) e insuficiente (4.99-0).
Este proceso de evaluación es muy selectivo y muchos alumnos repetían, ya que no todos tienen las mismas necesidades, las mismas dificultades ni las mismas capacidades. Había alumnos que se lo miraban un rato antes del examen por encima y aprobaban, mientras que otros que eran alumnos constantes, que siempre hacían deberes, atendían y estudiaban para el examen, no eran capaces de memorizar todos los contenidos y suspendían o simplemente sacaban un 5. Sabiendo todo esto… ¿ es justo que el alumno más trabajador y constante tenga menos nota que el que no hace nada, el rato de antes se lo mira y aprueba con buena nota?, ¿ no se debería de recompensar el esfuerzo? La educación se debería adaptar y deberíamos avanzar en el tiempo, adaptarnos al momento actual dejando atrás toda aquella metodología tradicional.
Imagen propia.
En el
2013, mediante la aprobación de la ley de educación LOMCE, lo único que han
conseguido retroceder en muchos aspectos. ¿ Por qué el Gobierno aprueba este tipo de leyes si lo que queremos
es avanzar, ir hacia el futuro y no retroceder?, ¿ por qué no escucha a los
docentes y razona para avanzar y formar gente competente, que entienda lo que
estudia y que no memorice y se le olvide? No debemos permitir esta metodología,
ya que el Gobierno no nos escucha, seremos los docentes quienes lucharemos por
conseguir la metodología constructivista y cambiar la evaluación, ya que es el
motor del cambio.
Además, el ministro de educación José Ignacio Wert quiere implantar el sistema de reválidas. Este es un gran ejemplo de que retrocedemos en vez de avanzar en el tiempo hacia el futuro.
Además, el ministro de educación José Ignacio Wert quiere implantar el sistema de reválidas. Este es un gran ejemplo de que retrocedemos en vez de avanzar en el tiempo hacia el futuro.
Como he
dicho anteriormente, la evaluación determina nuestra nota final; este proceso
va totalmente en contra de la metodología constructivista. No debemos permitir
que la nota de un examen, ponga en cuestión si el alumno es “listo” y “sirve
para estudiar “ o como no aprueba o cuando aprueba obtiene resultados bajos, ya
“no sirve para estudiar”. Por ello, los docentes tenemos que pasar de evaluar
conceptos a un cambio que sería evaluar las COMPETENCIAS y no basarnos en una
evaluación.
Cabe
decir que, según Zabala, tenemos que evaluar para ayudar a mejorar a los alumnos
en el dominio de las competencias. Para ello, debemos conocer sus dificultades
y así encaminarlo hacia el objetivo que queremos conseguir.
También, según Isabel Solé y otros, “muchas veces los juicios y las valoraciones que hacemos de nuestro alumnado a menudo están influidos por diferentes factores que no tienen mucho a ver con una observación cuidadosa y objetiva”, esto quiere decir que muchas veces los docentes no se basan en el examen, sino también con la actitud en clase y de cara a la asignatura y también valoran las diferentes necesidades , ya que hay diversidad entre el alumnado. Hay que observar la evolución y el progreso del niño y plantearse si debemos intervenir en determinadas situaciones.
Según Neus Sanmartí, una propuesta para organizar esta valoración es la rúbrica. Una rúbrica es “una matriz que explicita, por un lado los criterios de realización relacionados con la evaluación de una competencia y, de la otra, los criterios de los resultados correspondientes a los diferentes niveles de logro, concretados en indicadores relacionados específicamente con la tarea de evaluación” . No nos tenemos que basar en una nota numérica, sino hacer visible qué hay detrás del número.
También, según Isabel Solé y otros, “muchas veces los juicios y las valoraciones que hacemos de nuestro alumnado a menudo están influidos por diferentes factores que no tienen mucho a ver con una observación cuidadosa y objetiva”, esto quiere decir que muchas veces los docentes no se basan en el examen, sino también con la actitud en clase y de cara a la asignatura y también valoran las diferentes necesidades , ya que hay diversidad entre el alumnado. Hay que observar la evolución y el progreso del niño y plantearse si debemos intervenir en determinadas situaciones.
Según Neus Sanmartí, una propuesta para organizar esta valoración es la rúbrica. Una rúbrica es “una matriz que explicita, por un lado los criterios de realización relacionados con la evaluación de una competencia y, de la otra, los criterios de los resultados correspondientes a los diferentes niveles de logro, concretados en indicadores relacionados específicamente con la tarea de evaluación” . No nos tenemos que basar en una nota numérica, sino hacer visible qué hay detrás del número.
Hay una noticia muy interesante de Neus Sanmartí sobre la evaluación en el Diario de Ibiza en la cual refleja la importancia de este cambio.
Cuando
yo iba a primaria, la evaluación consistía en realizar un examen por cada tema
y la nota final era la media de los exámenes y ahí también influía el
comportamiento en clase y si habías hecho los deberes todos los días la nota
era igual o te subía muy poco, y si no hacías los deberes te bajaba la nota
final. Aquí veo también que compañeros con los que iba a clase que estudiaban
en el último momento y sacaban buenas notas, mientras que a otros nos costaba
más esfuerzo. Al final los que hemos ido trabajando poco a poco aunque nos
costase más, hemos seguido hacia adelante, mientras que la mayoría que no
trabajaba y estudiaba en el último momento, con el tiempo se han ido quedado
atrás.
En un
futuro, cuando sea maestra, no evaluaré mediante este sistema, ya que no hay
que permitir que un examen determine el aprobado o el suspenso de un niño, sin
tener en cuenta sus necesidades y dificultades en cada competencia. Esto se
debe a que hay una gran diversidad entre el alumnado. A mi me encantaría poder
utilizar la rúbrica para valorar todo el proceso durante el trimestre y que al
final no se determine la evaluación mediante un número, sino mediante un
significado. Además, quiero que mis alumnos y las familias tengan y sepan mis
criterios de evaluación para saber mi manera de actuar.
Finalmente,
hacer hincapié en la necesidad de
cambiar hacia la metodología constructivista y sobre todo hacia el cambio de la
evaluación, ya que si todos insistimos y luchamos por ello, otra educación es
posible.
Imagen propia. (Subida a Instagram)
Marta Campillo Cuélliga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario